Hablar de Croacia es hacerlo de aguas turquesas y transparentes, innumerables islas y playas de arena blanca paradisíacas. Sin embargo, el país balcánico ofrece también grandes oportunidades para realizar "trekking", pasear por cañones o recorrer zonas montañosas.
Sin duda, uno de los mayores atractivos de Croacia es recorrer las diferentes islas que adornan todo su territorio. Reservar un viaje en crucero es una buena alternativa, ya que permite conocer más islas en un menor tiempo.
Croacia también ofrece la posibilidad de conocer sus pequeñas y pintorescas ciudades, como la sureña Split. Desde aquí, además, salen veleros y ferris hacia la isla de Šolta, un territorio mágico situado junto a las famosas islas de Brač y Vis.
No todo son playas en Croacia. Eso se entiende a la perfección al visitar Zagreb, que ofrece al turista un recorrido por sus calles para ir observando la arquitectura austrohúngara.
Junto a un enorme bosque, los lagos de Plitvice son un espectacular parque natural en el que el agua azul brilla por sí misma. La mejor opción es conocer los dieciséis lagos en una excursión en barco.
Dubrovnik, protegida por una espectacular muralla, es una bonita ciudad para recorrerla mientras se observan los edificios de la época de lujo de la zona balcánica. Pero la mejor opción es disfrutarla desde las alturas aprovechando el teleférico.
Si viajas a Croacia en busca de playas, sin duda las mejores temperaturas se registran en julio y en agosto, coincidiendo con la temporada alta. Una buena alternativa para encontrar mejores precios es viajar en el mes de junio, cuando no hay tantos turistas y el clima ya es cálido (suelen alcanzarse unos 25 °C).
Todos los ciudadanos europeos pueden acceder a Croacia sin necesidad de obtener un visado, ya que el país balcánico es miembro del Acuerdo de Schengen.
La aerolínea principal del país es Croata Airlines, que opera vuelos directos a Madrid. Por su parte, Vueling ofrece vuelos de bajo coste entre Barcelona y Dubrovnik a un precio de unas 116 HRK (150 EUR, más o menos).
Para viajar en tren hasta Croacia, hay que hacerlo desde los países vecinos con las empresas EuroCity e InterCity, aunque también hay algunas conexiones directas desde Alemania e Italia.
Si quieres viajar en ferri hasta Croacia, la mejor opción es viajar por carretera hasta Italia. Desde la ciudad de Ancona, parten innumerables barcos hacia Zadar, Split y hacia las muchas islas que salpican la costa dálmata.
Croacia es una buena opción para un viaje de lujo y aprovechar los muchos palacios que hay en sus ciudades. Además, el país es pionero en alojamientos naturistas.
La mayoría de las ciudades únicamente disponen de autobús como medio de transporte público, con un precio de unas 6 HRK (0,81 EUR, aproximadamente) por viaje. En Zagreb, por su parte, la mejor alternativa es el tranvía, ya que el billete ronda las 8 HRK (1 EUR, más o menos).
Los trenes son una buena alternativa para desplazarse por el país. La conexión entre Zagreb y Split, que tiene un precio de unas 200 HRK (alrededor de 27 EUR), es la más utilizada.
La Autobusni kolodvor Zagreb es la terminal más importante del país y desde donde salen autocares a todas las ciudades de Croacia. Un viaje de Zagreb a Split ronda las 100 HRK (13,50 EUR, poco más o menos) y dura unas 5 h.
El coche representa una buena opción, ya que las carreteras están cuidadas y permiten viajar con libertad por las diferentes playas y zonas costeras. El precio del alquiler por día es bajo, y se puede disponer de un coche de gama media por unas 115 HRK (alrededor de 15,50 EUR).
El avión es un medio de transporte nacional utilizado únicamente para conectar las ciudades más alejadas, como Dubrovnik y Split con Zagreb y Osijek. El resto de las conexiones no merecen tanto la pena al ser distancias cortas.
La vida es asequible en Croacia, y puede disfrutarse de un menú del día por unas 70 HRK (alrededor de 10 EUR) en las zonas turísticas. Los precios de los transbordadores para viajar a las diferentes islas oscilan entre unas 25 y 50 HRK (unos 3,50 y 7 EUR, respectivamente). Se recomienda viajar con dinero en efectivo y cambiar en los aeropuertos.