La fama de Casablanca es indiscutible. Una de las grandes capitales de Marruecos y una de las ciudades del norte de África más cosmopolitas y bellas. Por supuesto, Casablanca saltó a la fama con la película del mismo nombre que se grabó en 1942 y que actualmente es uno de los títulos más reconocidos de la historia del cine. Sin embargo, de la Casablanca de aquellos años no queda demasiado. Bueno, es posible que la sofisticación de restaurantes como Le Petit Rocher transmita la exclusividad de una ciudad llena de encanto.
Con todo, Casablanca es hoy uno de los centros industriales y financieros de Marruecos. De ahí que se haya modernizado considerablemente. Esto ha sucedido sin perder de vista una tradición que puede notarse en lugares la plaza de Mohammed V o el Parque Yasmina, dos espacios que son muy populares en la ciudad.
Por supuesto, también es el lugar ideal para ver cómo rompen las olas del Atlántico en playas como Ain Diab, un lugar perfecto para descansar. En definitiva, Casablanca es un lugar que espera al viajero con el mismo atractivo como destino de playa o como ciudad monumental y lugar de ocio.
Arenas finas, un sol casi constante durante todo el año y un clima suave gracias a los vientos que llegan desde el Atlántico, Casablanca es un destino que ofrece una serie de playas cargadas de encanto como la de Lalla Maryem o la de Mriziga. Además, en los últimos años la ciudad se ha convertido en un destino para los amantes del surf y de otros deportes acuáticos por sus buenas condiciones.
Casablanca cuenta con más de 3000 años de vida, algo que puede disfrutarse en lugares excepcionales como el Santuario de Sidi Adderrahman o la Mahkama du Pacha. Este último es un edificio que mezcla la influencia morisca de los andalusíes que se desplazaron desde España, por lo no hay que perdérselo.
La ciudad de Casablanca ha sido un lugar en el que se han cruzado muchas culturas como la europea y la africana, una mezcla que ha terminado por crear una cocina llena de matices. Los sándwiches de pescado que se venden por la calle, las berenjenas fritas servidas en restaurantes como el Zayna o los clásicos pasteles de almendras de Bennis Habous son productos esenciales en las ciudad.
Casablanca se encuentra en un lugar ideal para descubrir la cultura marroquí más allá de las calles de la ciudad. Es posible disfrutar de Rabat en tan solo una hora o del pequeño pueblo portuario de El Jadida para sacar todo el partido a Casablanca y sus alrededores.
A lo largo del año, Casablanca celebra festivales como el Jazzablanca o el Festival de Anfa que llenan de vida la ciudad. Cuando no hay alguna de estas celebraciones, lugares como la terraza del Sky 28 o el Club Armstrong son buenos refugios para disfrutar de música en directo en un ambiente agradable.
La zona histórica de la ciudad se divide en los barrios de Bab Marrakech y Bab Jédid forman un área de estrechas callejuelas que se mantienen intactas desde hace siglos. Todas sus calles ofrecen tiendas de artesanía y cualquier otro tipo de producto, por lo que es lugar perfecto para ir de compras durante la estancia en Casablanca.
Esta es una de las visitas que son indispensables en Casablanca, ya que es una de las mayores mezquitas de todo el mundo y la que cuenta con el minarete más alto. Otros motivos para visitarla son sus privilegiadas vistas al Atlántico o el estilo islámico moderno que llena todas las salas de este templo.
Pegado al mar y a la playa, el boulevard de la Corniche es un espacio que sirve tanto para relajarse como para contemplar los atardeceres sobre el mar o para disfrutar de sus bares de ocio. Algunos como Le Basmane o el Gossip Beach tienen un gran ambiente en cuanto se pone el sol, por lo que se convierten en lugares ideales para tomar algo después de pasear junto al mar.
Ciudad en la que se han mezclado una buena cantidad de culturas, visitar Casablanca sin entrar en el Museo Judío no debería ser una opción. Este espacio cultural cuenta la historia de la comunidad judía de Marruecos a través de sus más de 2000 años de historia y ofrece una completa colección de libros, trajes e incluso antiguos pergaminos.
Este es el centro de la actual Casablanca y presenta un trasiego lleno de encanto. Fachadas de estilo andalusí, nuevas construcciones como la Ópera o los lugareños mientras dan de comer a las palomas crean un entorno muy atractivo.
La zona histórica de la ciudad se divide en los barrios de Bab Marrakech y Bab Jédid forman un área de estrechas callejuelas que se mantienen intactas desde hace siglos. Todas sus calles ofrecen tiendas de artesanía y cualquier otro tipo de producto, por lo que es lugar perfecto para ir de compras durante la estancia en Casablanca.
Esta es una de las visitas que son indispensables en Casablanca, ya que es una de las mayores mezquitas de todo el mundo y la que cuenta con el minarete más alto. Otros motivos para visitarla son sus privilegiadas vistas al Atlántico o el estilo islámico moderno que llena todas las salas de este templo.
Pegado al mar y a la playa, el boulevard de la Corniche es un espacio que sirve tanto para relajarse como para contemplar los atardeceres sobre el mar o para disfrutar de sus bares de ocio. Algunos como Le Basmane o el Gossip Beach tienen un gran ambiente en cuanto se pone el sol, por lo que se convierten en lugares ideales para tomar algo después de pasear junto al mar.
Ciudad en la que se han mezclado una buena cantidad de culturas, visitar Casablanca sin entrar en el Museo Judío no debería ser una opción. Este espacio cultural cuenta la historia de la comunidad judía de Marruecos a través de sus más de 2000 años de historia y ofrece una completa colección de libros, trajes e incluso antiguos pergaminos.
Este es el centro de la actual Casablanca y presenta un trasiego lleno de encanto. Fachadas de estilo andalusí, nuevas construcciones como la Ópera o los lugareños mientras dan de comer a las palomas crean un entorno muy atractivo.
En Casablanca se puede acceder a una amplia variedad de locales y de platos. Por ejemplo, el Al-Mounia se especializa en platos tradicionales como el tajín o el cuscús y tiene un precio por persona de unos 50 DH. El mismo precio tiene La Bazenne, un local de ambientación francesa muy sofisticado.
En los puestos del Mercado Central de la ciudad se encuentran fácilmente bocadillos y otros platos en puestos callejeros con un precio que no suele superar los 10 DH.
Si se quiere disfrutar de un tiempo perfecto para ir a la playa o para recorrer la ciudad sin preocuparse por la lluvia o el frío, los meses que van desde abril a noviembre son los mejores de todo el año.
Hay que tener en cuenta que en abril se celebra también el festival Jazzablanca, por lo que puede que la ciudad esté más concurrida de lo habitual. Por lo demás, las suaves temperaturas, Casablanca tiene una media anual de 18 grados centígrados, permiten ir a la ciudad en cualquier momento.
El aeropuerto Mohammed V (CMN) es la principal puerta de entrada a la ciudad para todos los que llegan desde otros países.
Para ir desde este aeropuerto a la ciudad se puede tomar el servicio de tren existente que tiene un coste de 40 DH. Sin embargo, este no llega hasta las zonas turísticas, por lo que lo mejor es un taxi que tiene una tarifa aproximada de 300 DH.
Si se quiere viajar a Casablanca desde Marrakech o Rabat es buena idea tomar el tren debido a la calidad de la red ferroviaria marroquí.
Los trenes llegan hasta la estación Casa Voyageurs situada en el boulevard Moulay Youssef a unos 3 km de la medina.
Llegar en coche a Casablanca desde Fez o Rabat es tan sencillo como conducir por la A2. No obstante, los que viajen desde Marrakech, ciudad que está más al sur, tendrán que utilizar la A7. La carretera que lleva desde el aeropuerto Mohammed V a la ciudad es también la A7, una vía por la que hay que conducir 35 km para llegar al centro de la ciudad.
La empresa CTM ofrece autobuses desde cualquier gran ciudad de Marruecos con destino en Casablanca. La ubicación de la estación Gare Routière obliga a tomar un taxi para llegar hasta el centro de Casablanca, un servicio que tiene un precio habitual de 12 DH.
1. Ain Diab: este espacio de la ciudad es el más próximo al mar, lo que da la oportunidad de disfrutar de las playas de Casablanca fácilmente. Alojarse aquí permite acceder rápidamente a la Corniche o a la Mezquita Hassan II y facilita mucho la visita a los lugares de interés locales.
2. La antigua Medina: las calles estrechas de la antigua medina son perfectas para vivir una experiencia más genuina que la que ofrecen otros barrios. Riads como el Jnane Sherazade forman la mejor opción de alojamiento en esta zona.
3. Racine: entre Corniche y la Medina se encuentra el barrio de Racine, la zona más lujosa de toda Casablanca. Galerías de arte como BURST o restaurantes como el Tula o el Be Wok son muy interesantes para los visitantes.
La red de transporte público de Casablanca está compuesta por tranvías y autobuses. Llegan a cualquier parte de la ciudad y tienen un coste de 7 DH para los trenes y de 4 DH para el bus.
No obstante, suelen ser vehículos antiguos poco confortables, por lo que a veces es mejor ir a pie.
El taxi es la mejor opción para moverse por la ciudad debido a que son baratos y que tienen un nivel de eficiencia mucho más alto que el del transporte público.
Los taxis rojos son los que hay que buscar al tener tarifas reguladas que parten de los 7,50 DH.
El coche es útil para realizar excursiones a zonas cercanas como Rabat o El Jadida o para moverse por Corniche, pero no para entrar en la antigua Medina.
Con todo, empresas como Aido, Europcar o Sixt prestan sus servicios en la zona con precios que giran en torno a los 130 DH diarios.
Casablanca es un destino ideal para ir de compras con independencia del presupuesto que se tenga o el tipo de artículo que se quiera adquirir. Por ejemplo, los que buscan tiendas artesanales las encontrarán en la Medina a través de puestos de todo tipo mientras que los que busquen tiendas de lujo pueden acercarse al Morocco Mall, el mayor centro comercial de África.
El precio de los alimentos en tiendas como Marjane o Acima es muy económico costando unos 6 DH un kilo de fruta fresca.